martes, 2 de junio de 2015

NUESTRO ÚLTIMO VERANO EN ESCOCIA

FAMILIA
Si alguien piensa que esta es una simple comedia con niños y peripecias vacacionales se equivoca. Olvidense de "Un funeral de muerte" y piensen más en películas como "Stand by me", "Little Miss Sunshine" o la casi olvidada "Viento en las velas".
Hay mucha profundidad en esta historia de una familia que se traslada a Escocia para celebrar el cumpleaños del abuelo, afectado de una enfermedad terminal, y al que se le quiere ocultar la realidad de la situación matrimonial de sus hijos. En primer lugar, es un alegato en favor de la convivencia, de la comunicación entre personas que apenas se oyen y desde luego, no se escuchan. En segundo lugar es un implacable y excelente retrato de una clase social que únicamente pretende asombrar y hacer gala de su estatus y se olvida de lo más importante, como es el amor entre los miembros de la familia. Y, por último, es el encuentro de los niños con la muerte de un ser querido, encuentro resuelto con plena naturalidad, como algo que asumen mejor que sus mayores y que les sirve de pretexto para volcar en la despedida todo su amor a la única persona que parece haberles prestado la debida atención.
Lo más hermoso de la película es que no ha huido del drama y nunca abandona la comedia, difícil paradoja que solo se consigue por medio de un guión sabiamente estructurado y unas interpretaciones contenidas, que si son de esperar en actores como Bill Connolly o Rosamund Pyke, resultan sorprendentes en los niños sobre los que recae el peso de la narración.

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