Peliculita medio entretenida, con algún que otro tinte ecológico, hermosos paisajes y diálogos que, en algunos momentos, tienen una cierta comicidad. Por lo demás, resulta inverosímil que dos hombres setentones, sin la menor preparación física y uno de ellos (Nolte), ex-alcohólico y con una rodilla averiada, puedan abordar el Camino de los Apalaches, una ruta larga y difícil para caminantes, aunque aquí esté a veces más concurrida que la calle Serrano. De hecho Bill Bryson, el escritor en cuyo libro se basa el guión, aquí encarnado por Redford, hizo la ruta y no la terminó, cuando tenía 47 años.
El director Ken Kwapis tampoco se molesta mucho en explicarnos los motivos del viaje, omite las naturales miserias y molestias de un recorrido como este y desprecia la aportación de los personajes secundarios a los que casi ignora.
Vulgar y olvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario