jueves, 7 de enero de 2016

CARLITOS Y SNOOPY

PEANUTS
Llevar los personajes de Peanuts a un largometraje no parece tarea complicada: el estilo de dibujo de Schultz siempre fue muy limpio, nítido y el carácter de sus personajes, perfectamente definido, mostraba con claridad el reflejo del mundo de sus mayores, su modo de ser, bien fuera ese el egoísmo, la avaricia, la fantasía, la amistad, la presunción o la capacidad humana de levantarse ante los fracasos.
Pero todo esto, que está en la película, no resulta suficiente al carecer de una historia que ligue a todos los personajes y los integre en un todo en el que puedan mostrar su peculiar forma de enfrentarse a la vida. En este sentido, todo queda reducido a una serie de tiras cómicas sin demasiada conexión entre ellas. Lo que funcionaba en una tira diaria no acaba de funcionar aquí. Uno, forofo de Peanuts desde que en 1962 los descubriese en "The Philadelphia Enquirer", sale del cine con una cierta decepción. Ni siquiera estoy seguro de que el público infantil aprecie lo que acaba de ver, los hemos acostumbrado a un mundo bastante más complicado y violento. 

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