lunes, 19 de septiembre de 2016

GORRIONES

DEMASIADO
La historia de este adolescente, hijo de un matrimonio separado, obligado por el abandono de su madre a dejar Reikiavik y tener que irse a vivir con su padre a un remoto extremo de Islandia, podría dar lugar a un análisis profundo del paso de la pubertad a la madurez, de su adaptación a un nuevo entorno en el que el mundo que conocía ya no le reconoce y en el que los antiguos conocidos  han cambiado tanto que resultan irreconocibles.
Nada de esto se nos ofrece. Aquí solo se consigue transmitir tal cúmulo de desolación y negatividad que en ningún momento llegamos a empatizar con lo que sucede, sobre todo porque el único personaje que presenta algo de humanidad desaparece pronto. Todo es desolado, cruel, desnudo, frío, ajeno. Ni siquiera el final nos proporciona alivio, aunque quiera ser un atisbo de esperanza, porque no es suficiente para hacernos pensar que algo pueda cambiar. El exceso, al que contribuyen unos actores demasiado hieráticos y una fotografía que acentúa el carácter gélido de todo lo que vemos, acaba por alejarnos de la película y crear en nuestro animo un cierto temor a las gentes de este lejano e inhóspito país.


1 comentario:

  1. La verdad es que estos nuevos escandinavos tienen una tendencia hacia lo cruel y aséptico que dan miedo... Y encima no son Bergman.

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