martes, 21 de febrero de 2017

JACKIE

DIGNIDAD
Pablo Larrain nos narra de forma distante la vida de Jackie Kennedy los cuatro días siguientes al asesinato de su marido, el presidente. Hay algo que está bien en esta película, la sensación de soledad que transmite el personaje, la percepción de que algo hermoso ha terminado. Pero no hay mucho más: no aporta nada nuevo sobre esos días, no trata la calidad del entorno que rodeaba a la pareja (tan solo se detiene en su hermano Robert), y lo peor es que casi nunca imprime la pasión suficiente a su relato para lograr emocionar al espectador que contempla las imágenes como si se tratara de un noticiario. Tan solo en los momentos en que ella escucha el disco de Camelot, llegamos a identificarnos con la tragedia que está viviendo.
Lo único que mantiene en pie el drama es la soberbia interpretación de Natalie Portman, aturdida, dolorida, a veces infantil, alucinada por lo que ocurre a su alrededor, pero luchando en todo momento por la protección de sus hijos y por conservar la dignidad, tanto la de su difunto esposo como la suya propia.

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