domingo, 28 de enero de 2018

C'EST LA VIE

LA RISA
Hacer reír es la honrada y lógica ambición de todos los cómicos desde el comienzo de la historia del espectáculo. No es tarea sencilla. El dúo Nakache-Toledano, que ya lo intentó con "El Intocable, prueba suerte de nuevo con este relato sobre los entresijos y vicisitudes de la organización de una boda por un catering decadente, un novio particularmente estúpido que desea ser el protagonista absoluto y un castillo del siglo XVII lugar elegido para la celebración. No hay más. Ni ocultas teorías freudianas o sociológicas, solo eso. Se trata de manejar esos elementos y hacerlo lo mejor posible.
Aunque Jean Paul Maccri, intérprete del propietario de la empresa y máximo responsable del evento, está en pantalla casi el 100 por cien del tiempo, se trata de una película eminentemente coral en la que todos los actores están a la altura de su cometido, pero en la que el ritmo y los gags son fundamentales. A veces se consigue y otras no tanto, pero del resultado emana una cierta sinceridad y ganas de hacerlo bien. No llega a la altura de alguna de sus notables antecesoras (Es inevitable recordar "El Guateque" de Blake Edwards), pero se deja ver con simpatía y cumple su misión de entretener. 

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