jueves, 1 de febrero de 2018

STARWARS: LOS ÚLTIMOS JEDI

FATIGA
El episodio VIII de la saga está en linea con el anterior. Hay un director solvente, Rian Johnson, los efectos especiales son tan espectaculares como de costumbre, y la recuperación de actores y personajes de aquellas primeras entregas (episodios IV, V y VI) como Skywalker,  Leia, Yoda...etc. sirve para recrear en el espectador la admiración y la nostalgia del tiempo pasado.
Pero el guión tiene demasiados agujeros, el héroe no acaba nunca de convencer y las historias secundarias carecen de la garra suficiente. La mano de la productora Disney no mejora la situación, y los animalitos que aparecen habitualmente, destinados a empatizar con el espectador juvenil, carecen de gracia salvo los extraños pájaros a los que no se saca el debido partido. Las secuencias más impactantes parecen extraídas directamente de aquellos lejanos y admirables primeros episodios. Daisy Ridley, heredera de la Fuerza, funciona y es creíble, pero Adam Driver como super-villano resulta inverosímil.  Diríase que  la película muestra, por usar un término de física, una cierta fatiga de materiales. Algo que sucede cuando un elemento ha sido sometido durante demasiado tiempo a condiciones extremadamente desfavorables. Como es evidente que al menos queda otro capítulo, no queda más remedio que dudar del resultado y lamentar el fin de un sueño.

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