domingo, 27 de mayo de 2018

CORPORATE

DEJÁ VU
Película sobre la práctica de un malvado capitalismo en el seno de una multinacional francesa (90.000) empleados, en la que se cuenta su plan secreto para poder despedir a sus trabajadores creando para ellos unas condiciones tanto físicas como morales, que pretenden conseguir que presenten su dimisión de forma voluntaria. Los ejecutores del plan son un Director General (Lambert Wilson) y una Jefa de Personal dócil e insensible (Celine Sallette) a las órdenes de un jefe supremo, que a modo de un gran hermano, aparece solamente a través de la pantalla de un ordenador.
El tema no es nuevo, el cine americano nos ha proporcionado buenos ejemplos (Narrow margin, Up in the air, Glengarry Glen Ross...), pero aquí se introduce un elemento nuevo, el suicidio de una de las víctimas del proceso. A partir de ese momento, la historia adquiere otro tono con la toma de conciencia de la responsable directa, rebelándose contra su cometido, y una aproximación al thriller al contar su lucha por exponer la verdad con la ayuda de una combativa Inspectora de Trabajo (Violaine Fumeau).
Todo está bien, el ritmo es bueno, los actores notables, en particular Celine Sallette, pero esta batalla entre pequeños contra gigantes, carece de algún modo de la épica suficiente para que las situaciones se planteen hasta sus últimas consecuencias, y nos deja un final, casi un "happy end", que no está en consonancia con lo visto.


domingo, 20 de mayo de 2018

LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL

FRIALDAD
Paul McGuigan cuenta los dos últimos años de la vida de Gloria Grahame y su relación con Peter Turner, un joven actor casi treinta años menor que ella. Para ello dispone de dos grandes intérpretes, Anette Bening y Jamie Bell que están soberbios, un excelente reparto de secundarios y un ágil y novedoso estilo narrativo que imprime un ritmo adecuado al drama.
Pero algo falla. Ni el guión ni la dirección profundizan en los personajes, nunca sabremos como se origina el amor entre ellos, ni sus relaciones familiares, ni como era esa actriz tan compleja y atractiva que nos maravilló en "Los sobornados", "En un lugar solitario", o en "Cautivos del mal". Sin esa profundidad no existe la menor empatía, no los entendemos, hay demasiadas cosas que no nos explican. A falta de todo ello la película se se reduce al relato de una tragedia cuyo final conocemos, pero que en ningún momento nos llega a emocionar y mucho menos conmover y uno se queda con la contemplación de una sucesión de imágenes elaboradas con un frío distanciamiento. 

domingo, 13 de mayo de 2018

LA MUJER QUE SABÍA LEER

QUEDARSE CORTO
Un remoto pueblo en la Francia del siglo XIX. Un pueblo sin hombres, deportados por la represión de Napoleón III por sus simpatías republicanas. Unas mujeres solas,en la edad adecuada para conocer varón (en el sentido bíblico), ansiosas de hacerlo aunque para ello haya que compartirlo. Y llegada inesperada de un hombre que, inevitablemente, se transforma en objeto del deseo. El título original "Le semeur" (El semental) refleja mejor el conflicto que se plantea.
Esa es la historia, una buena idea de partida, que Marine Francen cuenta con reflexiva corrección no exenta de una cierta morosidad y una excesiva preocupación estética que la excelente y pictórica fotografía no hace más que acentuar. Todo es demasiado bonito, pero falta profundizar más en el conflicto íntimo de cada personaje y expresar mejor lo conflictivo de la situación. Quizá el error está en decantarse por un relato de amor imposible y olvidarse de la tensión que, inevitablemente, se crea en este grupo de mujeres. Coralmente bien interpretada, acaba por quedarse corta ante lo que podría haber sido y no llega a ser. (Me viene a la mente "El seductor" de Don Siegel con Clint Eastwood, una idea parecida, pero llevada al extremo en su resolución).

domingo, 6 de mayo de 2018

LUCKY

REFLEXIÓN
Esta es en apariencia una historia vulgar: la vida de un anciano solitario, adusto, ateo, que vive para el hoy y no se preocupa ni del ayer ni del mañana, entregado a una vida rutinaria, precisa, iterativa en su  disciplina para con él y en sus costumbres, cuyo contacto con los otros seres con los que su planteamiento vital le obliga a tratar, es casi inexistente, reducido a la mínima expresión. Pero un banal incidente, un pequeño desmayo para el que no existe una explicación médica, le hace cambiar radicalmente la relación con su entorno.
A partir de ese momento, el hombre inicia un periodo de profunda reflexión sobre su existencia: constata que nada es permanente, que la vida es un itinerario que tiene un principio y un final, que a su alrededor existe otro mundo. Este es el verdadero sentido de la película: el descubrimiento de la realidad, de su realidad.
Parece muy poco, que apenas ocurre nada, pero en verdad es algo extraordinario. De ello se encarga John Carroll Lynch, director, que en su primera película se revela como un maestro del "tempo", y Harry Dean Stanton, en una interpretación inconmensurable, como lo son las de todos esos personajes que le rodean. Cuando ese reloj del aparato de video, siempre intermitente, se pone en hora, nada parece haber cambiado, pero uno sabe, a través de ese pequeño gesto, que a partir de ahora todo será distinto.