domingo, 3 de junio de 2018

EL DOCTOR DE LA FELICIDAD

APENAS UNA IDEA
Poca cosa. Comedia francesa sobre un estafador convertido en médico, que descubre que el modo de hacer dinero es convencer a los habitantes del pequeño cantón que rodea el pueblo de St. Martín, de que si creen estar sanos es porque ignoran las enfermedades que los aquejan. Si la idea hubiera sido llevada al cine con más inteligencia, podría haber tenido algo de gracia, como sucede al principio de la película, pero progresivamente, los chistes desaparecen, las situaciones se tornan repetitivas y como remate se introduce un cierto melodrama con el cura local haciendo de villano. 
El resultado es un producto vacío que se arrastra penosamente y que ni la autora, Lorraine Levy, ni el actor principal, Omar Sy, parecen capaces de sacar adelante. Solo queda la fugaz belleza de Ana Girardot y una cuidada ambientación que, esa sí, da credibilidad a la Francia de 1955. Inane. 

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