BIRDMAN

EXCESOS
Pido perdón. Perdón porque esta historia sobre la recuperación del ego de un actor degradado por su interpretación de un super-héroe hollywoodiense que quiere reinventarse montando una obra en Broadway, no me llega a interesar.
Pido perdón por no apreciar los alardes técnicosde una cámara que me pasea por el laberinto de las tripas del St. James Theatre en un seudo plano secuencia que me deja totalmente indiferente.
Pido perdón por no sentirme epatado por un borgiano realismo mágico que resulta un añadido para dar interés a una narración que podía contarse de forma mucho más sencilla.
Y es que a Iñarritu le pasa un poco como a Scorsese, que todo nos lo sirve en exceso y el exceso cansa e incluso llega a empachar. Si lo que se nos quiere relatar, entre otras cosas, son los entresijos del montaje de una obra de teatro y las relaciones entre esos seres tan especiales que son los actores, es obligado recordar algunas de las películas de Woody Allen sobre el tema, el humor desorbitado de "¡Que ruina de función!" de Bogdanovich o la sublime "Eva al desnudo" de Manckievicz. Lo que queda aquí son unas espléndidas actuaciones de Keaton, Stone y Norton, pero haría falta mucho más para que esta película tuviera sentido y justificara tanto elogio de la crítica y tantas nominaciones al Oscar.