jueves, 15 de enero de 2015

St. VINCENT

14 de diciembre de 2014
  

Quizá el argumento sea previsible y puede hacer recordar el de otras películas. Pero cuando el guión roza la perfección, la dirección es sencilla y espléndida y los actores creen en lo que hacen y bordan sus papeles, el resultado es una pequeña joya que activa todas las emociones del espectador, desde la risa a ponerle un nudo en la garganta. Lamentablemente, esto es cine, gran cine, la magia de un instante que dura lo que dura la película, porque no somos así, pero así nos gustaría que fueran las cosas, y cuando la película se acaba y la realidad se impone, echamos de menos, añoramos, el mundo de ficción en el que, fugazmente, hemos tenido la suerte de vivir.

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