lunes, 4 de enero de 2016

MACBETH

AMBICIÓN
Para ambición,la de Justin Kurzel, que ha pretendido realizar la obra de Shakespeare alejándose lo más posible de las que le han precedido en el empeño. Pero en el paso de la obra a guión, ha prescindido de tantas cosas que la mayoría de los carácteres quedan desdibujados y consigue que la motivación principal de los personajes centrales queden reducidas a un caso de esquizofrenia.
No obstante, la estupenda fotografía, la ingeniosa y esteticista puesta en escena de las batallas y, sobre todo, las interpretaciones de Fassbender, Cotillard y el resto del elenco, salvan la tragedia. Shakespeare es mucho más: de haber sido director de cine, seguro que le habría gustado hacer la versión de Kurosawa que está mucho más próxima de su sentido del espectáculo.

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